Editado por Christopher Tolkien
El libro de los Cuentos Perdidos,
escrito de sesenta a setenta años atrás,
fue la primera obra literaria importante
de J. R. R. Tolkien y en ella se habla por primera vez de los Valar ,de los Hijos de
I lúvatar ,los Elfos y los Hombres, de los Enanos y los Orcos y de las tierras en las que se desarrolla su historia,de Valinor, más allá del océano occidental, y de la Tierra Media,las «Grandes Tierras» entre los mares del este y el oeste.
El borrador original escrito rápidamente a lápiz y muy corregido existe todavía en hojas sueltas dentro de la cubierta del cuaderno que contiene un texto más copioso y acabado escrito a tinta.
Esta segunda versión, sin embargo,
se apoyaba estrechamente en la primera, y los cambios consistían sobre todo en añadidos.
El texto que se ofrece aquí es el segundo, pero algunos pasajes en que los dos difieren notablemente aparecen anotados (pocas diferencias entre los dos textos,son significativas...
"Oís ahora cosas que no han sido oídas entre los Hombres y de las que los Elfos rara vez hablan;sin embargo Manwë Súlimo,Señor de Elfos y Hombres,se las susurró a los padres de mi padre en las profundidades del tiempo.
He aquí que Ilúvatar vivía solo. Antes que toda otra cosa,cantando dio ser a los Ainur primero,y mayor es su poder y su gloria que el de toda otra criatura dentro del mundo y fuera de él.Luego les fabricó una vivienda en el vacío
y habitó entre ellos enseñándoles toda clase de cosas,y de ellas la más grande era la música.
»A veces les hablaba proponiéndoles temas de canto e himnos jubilosos, revelando muchas de las cosas grandes y maravillosas que concibiera en su mente y su corazón,y a veces ellos hacían música para él,y las voces de sus instrumentos se elevaban en esplendor alrededor de su trono.»Una vez I lúvatar propuso a los Ainur un poderoso proyecto de su corazón, desarrollando una historia cuya vastedad y majestuosidad nunca nada de lo que relatara antes había igualado, y la gloria de su principio y el esplendor de su final asombraron a los Ainur ,de modo que hicieron una reverencia delante de Ilúvatar y se quedaron sin habla.
»Entonces dijo I lúvatar: La historia que he expuesto ante vosotros y la hermosa región que os he descrito como el lugar donde toda la historia podría desplegarse y encarnarse, está sólo esbozada.
No he llenado todoslos espacios vacíos, ni os he contado todos los adornos y los detalles de encanto y delicadeza que ocupan mi mente. Es mi deseo ahora que hagáis una música grande y gloriosa y un canto de este tema y (como que os he enseñado mucho y he puesto dentro de vosotros el Fuego Secreto)que ejercitéis vuestra mente y poderes adornando el tema según vuestro propio pensamiento e invención. Pero me sentaré y escucharé y me regocijaré de que a través de vosotros haya conseguido pasar al canto cosas de gran belleza.«Entonces los arpistas y los laudistas, los flautistas y los gaiteros, los órganos y los incontables coros de los Ainur empezaron a convertir el tema de I lúvatar en gran música; y un sonido se elevó de poderosas melodías que cambiaban y se intercambiaban, mezclándose y disolviéndose en medio de un trueno de armonías, mayor que el bramido de los grandes mares,hasta que los lugares de la vivienda de I lúvatar y las regiones de los Ainur se llenaron de música al punto de rebosar,y el eco de los ecos de la música fluyeron aun hasta los espacios oscuros y vacíos más distantes.
Nunca hubo ni ha habido desde entonces una música de semejante vastedad o esplendor; aunque se dice que tanto los coros de Ainur como los de los hijos de los Hombres entretejerán ante el trono de Ilúvatar una música mucho más poderosa, después del Gran Final. Entonces los más poderosos temas de I lúvatar se tocarán rectamente; porque los Ainur y los Hombres conocerán la mente y el corazón de I lúvatar del modo más cabal, y toda su intención.
»Pero ahora I lúvatar permanecía sentado y escuchaba, y por largo rato le pareció muy bien, porque los errores de esa música eran pocos, y le pareció que los Ainur habían aprendido mucho y bien. Pero a medida que el gran tema avanzaba, Melko tuvo deseos de intercalar cosas de su propia y Vána imaginación que no se adecuaban al tema fundamental de I lúvatar.
Ahora bien, Melko, ent re los Ainur, había recibido de I lúvatar algunos de los más altos dones de poder y sabiduría; y a menudo iba solo a los sitios vacíos y oscuros en busca del Fuego Secreto que procura Vida y Realidad(porque tenía el ardiente deseo de darse por sí mismo a cosas propias;no lo encontró sin embargo, porque estaba junto a I lúvatar, y él no lo supo hasta después.
»Pero logró sin embargo concebir pensamientos propios de profunda astucia, aunque ninguno de ellos mostraba, ni siquiera a I lúvatar. Algunas de estas maquinaciones e invenciones ahora las incorporaba a la música, y hubo a su alrededor asperezas y discordancias, y muchos de los que tocaban cerca de él se desanimaron, la música se debilitó, y sus pensamientos quedaron inacabados y faltos de claridad, mientras que muchos otros trataban de acompañar esa música y no la del gran tema con que habían empezado.
»De este modo la malicia de Melko se extendió oscureciendo la música,porque esos pensamientos suyos procedían de la negrura exterior a donde I lúvatar no había vuelto todavía la luz de su rostro; y porque sus pensamientos secretos no tenían ningún parentesco con la belleza del proyecto de I lúvatar, las armonías se rompieron y quedaron destruidas. Sin embargo, I lúvatar permaneció sentado y escuchó hasta que la música alcanzó una profundidad de lobreguez y fealdad inimaginables; entonces sonrió con tristeza y levantó la mano izquierda, e inmediatamente, aunque nadie supo con claridad cómo, un nuevo tema empezó entre el estrépito,parecido al primero y, sin embargo, diferente, y fue ganando en poder y dulzura.Pero la discordia y el ruido que Melko había provocado empezó a levantarse también, y hubo una guerra de sonidos y se produjo un clamor en el que muy poco podía distinguirse.
«Entonces I lúvatar levantó la mano derecha, y ya no sonreía, sino lloraba; y un tercer tema, que de ningún modo se asemejaba a los otros,surgió en medio del tumulto, hasta que por fin pareció que dos músicas se desarrollaban al mismo tiempo a los pies de Ilúvatar, y las dos eran del todo divergentes. Una era grandiosa y profunda y hermosa, pero estaba teñida de un dolor inmit igable, mientras que la otra había logrado ahora una unidad y una sistematicidad propias, pero era estridente y Vána y arrogante, y bramaba triunfal contra la otra como si intentara sofocarla; sin embargo,siempre, aun cuando trataba de abatirla de la manera más feroz, de algún modo se sorprendía a sí misma complementándola y armonizando con el rival.
»En medio de esta sonora batalla, mientras los recintos de I lúvatar se sacudían y un estremecimiento recorría los lugares oscuros, Ilúvatar levantó ambas manos, y en un inconmensurable acorde más profundo que el firmamento, más glorioso que el sol y penetrante como la luz de la mirada de Ilúvatar, la música se quebró y cesó.Nunca hubo ni ha habido desde entonces una música de semejante vastedad o esplendor; aunque se dice que tanto los coros de Ainur como los de los hijos de los Hombres ent retejerán ante el t rono de Ilúvatar una música mucho más poderosa, después del Gran Final. Entonces los más poderosos temas de I lúvatar se tocarán rectamente; porque los Ainur y los Hombres conocerán la mente y el corazón de I lúvatar del modo más cabal, y toda su intención.
»Pero ahora I lúvatar permanecía sentado y escuchaba, y por largo rato le pareció muy bien, porque los errores de esa música eran pocos, y le pareció que los Ainur habían aprendido mucho y bien. Pero a medida que el gran tema avanzaba, Melko tuvo deseos de intercalar cosas de su propia y Vána imaginación que no se adecuaban al tema fundamental de I lúvatar.
Ahora bien, Melko, ent re los Ainur, había recibido de I lúvatar algunos de los más altos dones de poder y sabiduría; y a menudo iba solo a los sitios vacíos y oscuros en busca del Fuego Secreto que procura Vida y Realidad(porque tenía el ardiente deseo de darse por sí mismo a cosas propias;no lo encontró sin embargo, porque estaba junto a I lúvatar, y él no lo supo hasta después.
Y quizá más.Tú,Melko, verás que no es posible tocar ningún tema, salvo que al final provenga de la voluntad de I lúvatar , ni tampoco alterar la música. El que lo intenta descubre a la larga que me ayuda a crear una cosa de mayor grandeza aún, y de más compleja maravilla; porque, ¡oíd!, por mediación de Melko un terror como el fuego, un dolor como las aguas oscuras, una ira como el trueno y un mal tan alejado de mi luz como la más recóndita profundidad del más oscuro de los lugares se han incorporado al proyecto que os puse por delante. Por su mediación el dolor y la miseria se han producido en el choque de esas músicas abrumadoras; y con la confusión del sonido, la crueldad, y la rabia, y la oscuridad, y el lodo detestable, y toda putrefacción de pensamiento o cosa, las nieblas inmundas y la llama violenta y el frío sin piedad han nacido, y la muerte sin esperanza. Por su mediación ha sido sin embargo, y no por su agencia; y él verá, y vosotros todos veréis igualmente, y aun esos seres verán que tendrán que habitar en el mal que por él adivino, y soportar por Melko la miseria y el dolor, el terror y la maldad; pero declararán a la larga que redunda tan sólo en mi gloria, y sólo hace que el tema sea más digno de ser escuchado, la Vida más digna de ser vivida, y el Mundo tanto más hermoso y maravilloso que de todos los hechos de Ilúvatar será llamado el más fuerte y el más amado.«Entonces los Ainur sintieron temor y no comprendieron todo lo que se dijo, y Melko se llenó de vergüenza y de furia, pero I lúvatar, al ver el general asombro, se levantó glorioso y salió de sus recintos, más allá de las bellas regiones que había hecho para los Ainur, hacia los lugares oscuros; y pidió a los Ainur que lo siguieran.»Ahora bien, cuando llegaron a lo más íntimo del vacío, vieron una escena de sobrecogedora belleza y maravilla donde antes no había habido nada; pero I lúvatar dijo:¡Contemplad vuestros coros y vuestra música!Mientras tocabais por mi voluntad, vuestra música fue cobrando forma, y,¡mirad!,aun ahora el mundo se despliega y empieza su historia como antes mi tema en vuestras manos. Cada cual encontrará aquí, en el proyecto que me pertenece, los adornos y embellecimientos que él mismo concibió;todavía más, aun Melko descubrirá aquí las cosas que creyó sacar de su propio corazón, apartándose de mi voluntad, y le parecerán parte del todo y tributarias de su gloria. Una sola cosa he añadido, el fuego que da Vida y
Realidad... y, ¡mirad!, el Fuego Secreto ardía en el corazón del mundo.»Entonces los Ainur se maravillaron al ver el mundo englobado en el vacío, y sin embargo separado de él; y se regocijaron al ver la luz y comprobaron que era a la vez blanca y dorada, y rieron de placer ante los colores, y el inmenso bramido del océano despertó en ellos un anhelo profundo. Todo complacía sus corazones: el aire y los vientos, y las materias de que estaba hecha la Tierra: hierro y piedra y plata y oro y muchas sustancias; pero de todas ellas el agua se tuvo por la más bella y la más beneficiosa, y fue grandemente alabada. En verdad vivía todavía en el agua un eco más profundo de la Música de los Ainur, que en ninguna otra sustancia del mundo, y aun en este día tardío, muchos son los Hijos de los Hombres que escuchan insaciables la voz del Mar y sienten anhelos de no saben qué.»Sabed, pues, que el agua fue en gran parte el sueño y la invención de Ulmo, un Ainu a quien Ilúvatar había instruido más que a los otros sobre las profundidades de la música; mientras que el aire, los vientos y los éteres del firmamento habían sido concepción de Manwë Súlimo, el más grande y más noble de los Ainur. La tierra y las más benéficas de sus sustancias fueron concebidas por Aulë, al que I lúvatar había enseñado muchas cosas sabias, escasamente menos que a Melko; sin embargo, había mucho allí que no le pertenecía.
»Ahora bien, habló I lúvatar a Ulmo y dijo: ¿No ves cómo Melko ha concebido fríos crudos sin moderación, y sin embargo no ha destruido la belleza de tus aguas cristalinas y de tus límpidos estanques? Aun donde él creyó haber doblegado a todos, mira!,ha sido creada la nieve y la escarcha obró sus exquisitos trabajos; el hielo ha levantado sus castillos con grandeza.»De nuevo habló I lúvatar: Melko ha concebido calores sin cuento y fuegos sin restricción, y. no obstante, no ha secado tu deseo ni ha acallado por completo la música de tus mares. Contempla más bien ahora la altura y la gloria de las nubes y la magia que habita en la niebla y los vapores;escucha el susurro de las lluvias sobre la tierra.»Dijo Ulmo entonces: Sí, en verdad es el agua más bella ahora que antes en mi mejor concepción. La nieve tiene una hermosura que sobrepasa mis más secretos pensamientos, y si no hay mucha música allí, la lluvia es bella en verdad, y de una música que me colma el corazón, tanto es el agrado que siento por haberla encontrado mis oídos, aunque su tristeza se cuenta entre las más tristes de todas las cosas. ¡Escuchad! Iré en busca de Súlimo del aire y los vientos, él y yo tocaremos melodías por siempre para tu gloria y regocijo.»Ahora bien, desde entonces Ulmo y Manwë fueron grandes amigos y aliados casi en relación con todos los asuntos.
»Ahora bien, aun mientras I lúvatar le hablaba a Ulmo, los Ainur contemplaban cómo el mundo se desplegaba, junto con la historia que I lúvatar les había propuesto como una gran música. Es por el recuerdo de las palabras de I lúvatar y el conocimiento, aunque incompleto, de su música, que tanto saben los Ainur del futuro, de modo que muy pocas son las cosas que no puedan prever ; sin embargo algunas hay que aun a ellos les están ocultas.
"Así, pues, los Ainur lo contemplaban todo; hasta que mucho antes de la llegada de los Hombres más aún: ¿quién ignora que
transcurrieron incontables edades antes de que incluso los Eldar surgieran y cantaran el primer canto e hicieran la primera gema, y tanto I lúvatar como los Ainur vieran esta maravilla? hubo una disputa entre ellos, tanto se enamoraron de la gloria del mundo y tan cautivados quedaron por la historia que allí se desplegaba, que de la belleza del mundo ...
La Música de los Ainur
[...] Entonces las voces de los Ainur, como de arpas y laúdes, pífinos y trompetas, violas y órganos, y como de coros incontables que cantan con palabras, empezaron a convertir el tema de Ilúvatar en una gran música; y un sonido se elevó de innumerables melodías alternadas, entretejidas en una armonía que iba más allá del oído hasta las profundidades y las alturas, rebosando los espacios de la morada de Ilúvatar; y al fin la música y el eco de la música desbordaron volcándose en el Vacío, y ya no hubo vacío... [...]
Melkor, verás que ningún tema puede tocarse que no tenga en mí su fuente más profunda, y que nadie puede alterar la música a mi pesar. Porque aquel que lo intente probará que es sólo instrumento para la creación de cosas más maravillosas todavía, que él no ha imaginado...